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Hace algunas semanas, hubo silencio dentro del edificio comunal de nuestro departamento. Un motivo fue el desgastante tramo de las elecciones primarias, pero el motivo principal fue la ausencia del intendente Marcelo Marinero. Según fuentes cercanas, esta ausencia tuvo que ver con el estado de salud del «Chelo», que empezó con un cuadro de tos y terminó con algo más serio.

Es que el jefe municipal de Iglesia comenzó a mostrar una desmejoría en la semana previa a las elecciones. En aquel momento, una marcada tos acompañaba al funcionario. Por esto, visitó a especialistas de Jachal, San Juan y Mendoza, donde lo medicaron e intentaron curar sin suerte. Lejos de mejorar, la cosa empeoró. Seguido a esto comenzaron dolores intestinales y, según señalaron fuentes cercanas, hasta descomposturas, mareos y nauseas. Con un fuerte dolor en los ojos, una semana estuvo sin poder ver la luz. La semana no parecía terminar más.


Lo extraño es que, con diagnóstico médico de por medio, Marcelo de la noche a la mañana mejoró. Creer o reventar. Los médicos no pudieron determinar si fue una bacteria, un virus o una simple descompostura. Algunos incluso hablaban de alguien con energías «oscuras» que quiso «trabajar» en la semana previa a las elecciones. Para los que creen, esta última posibilidad explicaría varias cosas.

El hecho es que el intendente esta mejor, con buen ánimo, y con esta fuerza volvió para encarar la gestión.